Vitamina E + Selenio
La Vitamina E de Original Green® es un poderoso antioxidante que combate a los peligrosos radicales libres. Provee un respaldo antioxidante excepcional para la piel, el corazón y el sistema de defensas. La vitamina E es la vitamina de la belleza y un gran antioxidante: mejora la salud de la piel.
La vitamina E limita los daños provocados y protege al organismo de los radicales libres, a la vez que ayuda a mantener nuestras células sanas.
El Selenio presente en este producto, es un aliado esencial de la vitamina E que potencia su efecto antioxidante.
Contenido: 30 comprimidos.
Ingredientes: Vitamina E (alfa tocoferol) 400mg, Selenio 26μg.
Ingesta sugerida: Tomar 1 comprimido por día, preferentemente con una comida.
La Vitamina E. pertenece al grupo de vitaminas liposolubles ampliamente distribuida en los alimentos. Su principal función descrita es como antioxidante natural que reacciona con los radicales libres solubles en los lípidos de las membranas, también desempeña una función fisicoquímica en el ordenamiento de las membranas lipídicas, estabilizando las estructuras de membranas.
Su absorción es relativamente pobre y va unida a los lípidos de la dieta. Se ha descrito Neuropatía que comienzan a partir del daño en la Membrana axonal y decursa hacia una Axonopatía distal que afecta las fibras mielinizadas de gran calibre. Las deficiencias de vitamina E son particularmente importantes en los recién nacidos prematuros por sus deficientes reservas corporales y deterioro de la absorción de las grasas.
Desde que en el mundo desarrollado predominan las enfermedades crónicas no transmisibles y entre ellas, las enfermedades cardiovasculares y los Tumores como las 2 primeras causas de muerte, han sido muchos los factores de riesgo que se han asociado con su desarrollo, invocándose entre otras causas, la acción de las Sustancias oxidantes en su patogénesis.
El Estrés oxidativo y su asociación con trastornos neurológicos, ha desviado la atención a un conjunto de sustancias a las cuales anteriormente no se les reconocía su importancia.
La vitamina E es una de ellas, considerándose como un factor protector en estas enfermedades por sus acciones fundamentales como agente antioxidante y en el mantenimiento de la integridad de las membranas.
Sus recomendaciones nutricionales oscilan entre 3 y 4 mg para lactantes, hasta 8 mg en la mujer y 10 mg en el hombre.
La Vitamina E como Antioxidante
Si tenemos en cuenta que las vitaminas participan en diferentes reacciones catalíticas acopladas a diversas enzimas, en el caso de la vitamina E, no se conoce que participe con alguna enzima en reacciones metabólicas. Se ha considerado que actúa como un antioxidante natural que reacciona con radicales libres solubles en lípidos de membranas.
Así el Selenio, además de su papel como antioxidante en la eliminación de productos de la peroxidación de los lípidos, tiene un papel directo en el reciclaje del Alfa-Tocoferol (VITAMINA E).
La Vitamina E en la protección contra tóxicos
Estudios en animales de laboratorio han mostrado que dosis suplementarias de vitamina E por encima de la ingestión usual, provee protección contra diversos metales tóxicos (Plata, Mercurio, Plomo) así como compuestos hepatotóxicos (tetracloruro de carbono, benceno, cresol y varias Drogas).
En la mayoría de los casos la toxicidad de los compuestos extraños es por medio de los radicales libres generados en el proceso de detoxificación por el organismo. La deficiencia de vitamina E en los animales aumenta la susceptibilidad a los efectos tóxicos del O3, NO2 y también O2 hiperbárico.
Absorción, transporte y metabolismo de la Vitamina E
La absorción de la vitamina E es relativamente pobre, se ingiere unida a los lípidos de la dieta y sólo del 20 al 40 % de la dosis probada es absorbida. La absorción también está en dependencia de la capacidad de digerir y absorber las grasas.
Los estudios en animales y humanos han mostrado que la Bilis es esencial para su absorción, ya que para que la lipasa pancreática pueda hidrolizar los TG tiene que existir una excreción biliar normal que facilite su emulsión, además de una adecuada secreción pancreática.
Sistema nervioso
La mayoría de las secuelas secundarias a la deficiencia de vitamina E son subclínicas. Se han descrito alteraciones neuropatológicas y miopáticas en pacientes en riesgo y las manifestaciones más frecuentes son diversos grados de arreflexia, trastornos de la marcha y de la propiocepción, disminución de las sensaciones vibratorias y oftalmoplejía.
Los síntomas neurológicos presentes en pacientes con desórdenes crónicos de la absorción de grasas, generalmente atribuidos al déficit de Vitamina B12, pueden ser la consecuencia de un déficit prolongado de vitamina E.
El modo preciso de acción de la vitamina E en el tejido nervioso no ha sido establecido, pero se conoce que es esencial en el mantenimiento de la integridad y estabilidad de la membrana axonal.
Sistema inmunológico
La vitamina E disminuye la producción de prostaglandinas en las células inmunes y aumenta la inmunidad mediada por células en animales de laboratorio, tanto jóvenes como adultos.
Se ha descrito que la alteración entre la relación de la función fagocítica y la biodisponibilidad de a TF puede ser el principal regulador de la tasa de fagocitosis.
En ausencia de O2 o en presencia de vitamina E, la tasa de fagocitosis aumenta pero a expensas de una disminución de la muerte bacteriana por un decremento de la disponibilidad de H2O2. La producción de peróxido sin un adecuado control puede, ocasionar una autoxidación y deterioro de la capacidad de fagocitosis y bajo circunstancias normales, el peróxido puede ser un modulador de la tasa de fagocitosis.
La vitamina E puede afectar la respuesta inmune por su interacción con el ácido araquidónico de las membranas de los macrófagos.
Sistema cardiovascular
La relación de la vitamina E con Enfermedades cardiovasculares se ha estudiado a partir del establecimiento de una asociación entre la peroxidación de los lípidos y tales enfermedades y constituir éstas la primera causa de muerte en los países desarrollados. Se han realizado extensos estudios sobre la oxidación de las LDL y la capacidad protectora de la vitamina E sobre los lípidos que se transportan en estas lipoproteínas.
El Colesterol LDL también es oxidado durante las modificaciones de las LDL, el cual puede así aumentar su citotoxicidad y aterogenicidad.
Las LDL modificadas por oxidación (no las nativas) son potentes quimioatrayentes de los monocitos humanos circulantes, siendo a la vez potentes inhibidores de la motilidad de los macrófagos residentes.
Para que se incremente la toma de las LDL modificadas por los macrófagos, éstas deben alcanzar la última fase de descomposición lipídica.
Estudios epidemiológicos y de laboratorio sugieren que los antioxidantes (tanto la vitamina E como los carotenos) protegen contra la aparición de estas enfermedades.
El tocoferol y el cáncer
Las tumoraciones constituyen la segunda causa de muerte en la mayor parte de los países desarrollados. Las principales evidencias de una asociación entre la vitamina E y el riesgo de Cáncer en humanos se describen a partir de estudios epidemiológicos longitudinales, donde se han controlado diversos factores de riesgo tales como el sexo, la edad, Tabaquismo, niveles de colesterol séricos y otros.
Se ha postulado que cerca de un tercio de todas las muertes por cáncer pueden deberse a factores dietéticos pero faltan evidencias definitivas.
También los informes han sido contradictorios en cuanto al aspecto protector de la vitamina y la aparición del cáncer, no encontrándose, en general, asociación. En los casos donde se ha informado asociación causal, la fuerza de esta asociación entre el a TF y el riesgo de cáncer varía para las diferentes localizaciones de éste.
La malignización de los tejidos del pulmón, mama y colon ocupa un lugar sobresaliente en casi todos los estudios epidemiológicos realizados.
Se ha descrito la posible relación fisiopatológica entre el cáncer y la ateroesclerosis por las alteraciones encontradas en ambas enfermedades del metabolismo de los lípidos, peroxidación lipídica, asociación con el tabaquismo y afectación del sistema inmune.
Está demostrado que muchos contaminantes, entre ellos el ozono, pueden ser factores causales de ambas enfermedades mediante la formación de radicales libres; además, el benzopireno y otros hidrocarburos aromáticos, que son contaminantes ambientales ampliamente difundidos y de actividad cancerígena comprobada, han estado directamente relacionados con el agente causal de la ateroesclerosis.
Realmente son muchas las propiedades positivas que se le atribuyen a las vitaminas como antioxidantes.
Aunque los estudios epidemiológicos realizados no sean capaces de apoyar las hipótesis planteadas acerca del déficit vitamínico y su relación con las enfermedades crónicas no transmisibles, ya que son muchos los factores de riesgo involucrados en la aparición de este tipo de enfermedades, no debemos restarle importancia a la función de las vitaminas en su prevención.
Si tenemos en cuenta las propiedades químicas que le han sido atribuidas a la vitamina E y la fisiopatología que se conoce de estas enfermedades, resultan muy atrayentes la investigación y desarrollo de este campo, lo cual contribuiría a incrementar la esperanza de vida en la mayor parte del mundo desarrollado.
Fuentes:
Funciones de la Vitamina E en la Nutrición Humana.
Revista Cubana de la Alimentación y Nutrición
Es antioxidante, ¡pero la vitamina E tiene mucho más!
Es considerada por muchos la vitamina de la belleza pero sus beneficios son tantos que preferimos llamarla la vitamina de la salud porque, por dentro o por fuera, tu cuerpo se verá y sentirá mucho mejor, se trata de la vitamina E.
Se trata de un poderoso antioxidante pero es mucho más que eso, la vitamina E también protege al corazón y al sistema nervioso y esto es solo el principio.
Es un nutriente liposoluble presente en muchos alimentos y suplementos alimenticios. Ayuda a proteger las células contra los daños causados por los radicales libres, de ahí que esté asociada con retrasar el proceso de envejecimiento.
Los radicales libres son compuestos que se forman cuando el cuerpo convierte los alimentos que consumimos en energía.
Las personas también estamos expuestas a los radicales libres presentes en el ambiente por el humo del cigarro, la contaminación del aire y la radiación solar ultravioleta.
La vitamina E, entonces, nos protege de las reacciones químicas de los radicales libres, mismas que podrían influir en las enfermedades cardíacas, el cáncer y otras afecciones.
Por ejemplo, en primavera y verano es especialmente importante seguir una dieta rica en vitamina E que proteja a la piel de la radiación solar y sus efectos.
Se ha comprobado que al menos el 50% del daño de la piel inducido por luz solar se atribuye a la formación de radicales libres.
En términos muy generales, es importante para la visión, la reproducción y la salud de la sangre, el cerebro y la piel. Almacenamos la vitamina E en nuestro hígado y en los tejidos adiposos.
El organismo también la necesita para estimular el sistema inmunitario a fin de que éste pueda combatir las bacterias y los virus que lo invaden.
Además, ayuda a dilatar los vasos sanguíneos y evitar la formación de coágulos de sangre en su interior.
Un gran antioxidante con más beneficios.
Es importante que sepas que las células emplean la vitamina E para interactuar entre sí y para cumplir numerosas funciones importantes.
La vitamina E se llama también tocoferol y los expertos afirman que ayuda a prevenir algunas enfermedades como la aterosclerosis y el Alzheimer.
Los estudios demuestran que podría mejorar los síntomas de la enfermedad por hígado graso no alcohólico.
En términos muy particulares, mejora la fertilidad, es importante para el funcionamiento del sistema hormonal y el aparato reproductor.
Se relaciona con la fertilidad debido a que su carencia en la mujer puede causar alteraciones en los ciclos menstruales y aumentar el riesgo de aborto.
En el caso de los hombres, está relacionada con la movilidad de los espermatozoides y, en consecuencia, con su capacidad fecundación.
Y es que varios anticonceptivos disminuyen la concentración sanguínea de vitamina E por lo que se recomienda el suplemento de ésta para mejorar la fertilidad en caso de que se esté buscando un embarazo.
Previene las cataratas, regula los niveles de colesterol en la sangre y el funcionamiento de nuestro sistema inmunológico.
La vitamina E, además, contribuye al buen funcionamiento muscular y mejora el rendimiento y la recuperación después de la actividad física.
Una vitamina para la belleza.
Funciona, además, para tratar cicatrices, estrías y acné, ¡por eso es tan popular en el mundo de la belleza! Por si fuera poco, mantiene nuestra piel, cabello y uñas en su mejor estado.
De hecho, muchos de los cosméticos que tienen como objetivo la cicatrización, tienen dentro de sus componentes esta vitamina.
Y no solo aquellos que se utilizan para eliminar cicatrices provocadas por heridas u operaciones, sino también aquellos para tratamientos de exfoliación.
La vitamina E tiene la capacidad de actuar como tonificante, por lo que es ideal para eliminar los rastros de suciedad y toxinas en el día a día.
Previene el Parkinson, la demencia y el deterioro cognitivo. Mejora la memoria y el aprendizaje. La deficiencia de vitamina E, por lo tanto, está relacionada a alteraciones a nivel del sistema nervioso central.
Dicho sea de paso, participa en la formación de nuevos tejidos y, por ello, es imprescindible durante las primeras etapas del crecimiento.
Ahora bien, te preguntarás cuánta vitamina E necesitas cada día. Para bebés de hasta 12 meses es recomendable suministrar 5 miligramos al día. Hasta los 13 años, de 7 a 11 miligramos al día.
A partir de los 14 años, son necesarios aproximadamente 15 miligramos al día y, en mujeres embarazadas y lactantes, son necesarios 20 miligramos al día.
En el caso de las personas mayores, para mejorar la inmunidad se podrían recomendar dosis de entre 50 a 200 miligramos al día de esta vitamina en forma de suplemento.
Puedes consumir vitamina E en tu dieta diaria directo de tus ingredientes favoritos, Los aceites vegetales, por ejemplo, los aceites de germen de trigo, girasol y cártamo, se encuentran entre las fuentes más ricas de vitamina E. Los aceites de maíz y soya también.
Los frutos secos (como las almendras) y las semillas (como las de girasol) también se encuentran entre las mejores fuentes de esta vitamina.
Las hortalizas de hojas verdes, como la espinaca y el brócoli, contienen vitamina E y, por supuesto, tienen múltiples beneficios para tu salud física y mental.
Además, los fabricantes de alimentos la agregan a ciertos cereales para el desayuno, jugos de fruta, margarinas y productos para untar, entre otros alimentos. Entérate leyendo la etiqueta.
Siempre está la opción de elegir (junto a una dieta balanceada) un buen suplemento alimenticio para asegurarte de consumir vitamina E, ver y sentir sus beneficios.
No está de más recordarte que puede potenciar los efectos de este y otros nutrientes si consumes suficiente agua cada día. Por cierto, realiza actividad física y mejora tu salud de forma integral.
Sin duda que belleza y salud van de la mano. Y ahora ya sabes de todos los atributos de este gran antioxidante que, además, ayuda a la fertilidad: la estupenda vitamina E.